En las últimas semanas se han agudizado las discusiones y manifestaciones en torno a la utilización del ranking de notas como mecanismo de acceso a la educación superior, pudiendo advertir profundas diferencias en las posturas frente a esta medida.
Nuestro sistema educativo impulsa a los y las estudiantes a tener que competir por acceso a una educación de calidad, tanto a nivel escolar como superior. El uso del ranking de notas busca en cierto modo corregir las desigualdades de los estudiantes en el acceso a la universidad, y en este sentido, es una medida valorable puesto que beneficia a un gran número de estudiantes en el país que de otro modo no tendrían acceso a la educación superior.
Sin embargo, la posibilidad de cambiarse de establecimientos buscando mejorar el ranking de egreso provoca profundas alteraciones en diferentes niveles de la gestión escolar: al interior de la sala de clases, en tanto divide los grupos curso, generando desarraigo y desaliento en los estudiantes; a nivel de los establecimientos, instalando un clima de inestabilidad e incertidumbre; y a nivel de los sostenedores, alterando la ya precaria capacidad de proyectar un financiamiento en el mediano plazo.
Adicionalmente, el cambio de estudiantes a otros colegios provoca un daño a los estudiantes del colegio que los recibe, puesto que sube abruptamente el promedio, quitando el beneficio a quienes llevan una trayectoria de estudio en esos colegios. Este sistema genera un efecto no esperado, que promueve el beneficio individual por sobre el fortalecimiento de las Comunidades Educativas.
Es por estas razones que urgen modificaciones a este mecanismo, considerando el impacto que tiene en los establecimientos educacionales del país, y que estamos evidenciando dramáticamente en liceos de nuestra comuna. Esta discusión debe darse además en el contexto de generar en nuestro país un sistema de acceso a la universidad que sea más equitativo, y diseñado en función del derecho a la educación y a las necesidades del país, quitando espacio progresivamente a la prueba de selección universitaria, y reemplazándola por herramientas que valoren el esfuerzo sistemático de los estudiantes, independiente de donde estudien o del contexto social de origen.
Marcela Ahumada – Directora Liceo Carmela Carvajal de Prat
Pedro Herrera – Director Liceo Tajamar
Cristián Núñez – Director Liceo 7 de Niñas
Mariano Rosenzvaig – Director de Educación Corporación de Desarrollo Social de Providencia
René Sporman – Director Liceo Arturo Alessandri Palma
Malva Venegas – Directora Liceo José Victorino Lastarria